
En la marquesina del Teatro Metropolitan yacía un nombre que traducido a nuestra lengua me remite a una descripción insulsa de algún sitio en nuestro kafkiano México. Pero tras las letras que forman Porcupine Tree y 132 minutos de pura intensidad sonora que acontecieron hoy miércoles por la noche, existen no menos que pinceladas de genialidad musical y profundidad existencial.
Como si el ambiente y el público se hubieran fundido en una sola cuerda, Steven Wilson y su banda se encargaron de empujarnos por una vereda emocional y aural de tensión-distensión en todo momento. La elegancia de la banda sublima los extremos y este árbol no tiene reparos en alternar delicadas y dulces sonoridades con amasijos enteros de densidad.
Como si el teatro Metropolitan se encontráse en cimientos, el concierto que hoy hemos presenciado se ha encargado de re erigir y moldear el espacio de nuevo. Ante nosotros se ha mostrado una banda madura, balanceada y con un portento digno de las grandes leyendas de la música que exuda intensidad y pasión por lo que hace.
Mi piel ha vibrado toda la noche ante el increíble vaivén propuesto por PT.
Me he quitado el sombrero ante la determinación musical y profesionalismo de quien se atreve a presentar su nuevo álbum entero de principio a fin y sin cortes.
Aplaudo al compromiso y a la entrega con las creaciones personales.
Me he quitado el sombrero ante la determinación musical y profesionalismo de quien se atreve a presentar su nuevo álbum entero de principio a fin y sin cortes.
Aplaudo al compromiso y a la entrega con las creaciones personales.
Recibo con los brazos abiertos el carácter flematico típicamente inglés pero sazonado con destellos de
buen humor.
Celebro que el público mexicano aprecie a quizás una de las últimas bandas que lleva el estandarte no sólo del rock progresivo, sino de música de a más alta calidad.
Ansío ya el día en el que me encuentre de nuevo en el sublime camino del puntiagudo árbol.
Ansío ya el día en el que me encuentre de nuevo en el sublime camino del puntiagudo árbol.
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